Falleció un gigante del teatro; Bob Wilson deja una “huella en la memoria del fuego”

Falleció un gigante del teatro; Bob Wilson deja una huella en la memoria del fuego
Creó un lenguaje escénico fundamentado en la luz y el uso de la geometría
▲ El más importante creador de hechos escénicos de la historia moderna, Robert Wilson, durante una sesión de fotos en París, 2021.Foto Afp
Pablo Espinosa
Periódico La JornadaViernes 1º de agosto de 2025, p. 2
El más importante creador de hechos escénicos de la historia moderna, el maestro Bob Wilson, expiró ayer en su casa, en Nueva York, a los 83 años, después de una breve pero aguda enfermedad
, anunciaron sus colaboradores en el sitio web del artista, quien, explican sus compañeros, se mantuvo trabajando hasta el último de sus días
. En una de sus visitas a México, dijo a este reportero: El silencio no es inmóvil, el cuerpo de un actor debe ser de hielo y su voz una huella en la memoria del fuego
.
Wilson fue el creador de un lenguaje teatral nunca antes conocido. Su fundamento es la luz y su materia es el silencio, su forma es la infinita gama de expresiones que brinda el uso de la geometría. La primera obra que lo hizo mundialmente famoso data de 1970, se titulaDeafman Glance (La mirada sorda) y consiste en siete horas de silencio en una sinfonía monumental de luz penetrada por la sombra.
Su obra maestra es al mismo tiempo la pieza piedra de toque del compositor Philip Glass: Einstein on the Beach, una ópera de cinco horas de duración donde no hay argumento ni texto dramatúrgico. Los actores cantan números del uno al ocho, solos, en dúos y en coro y la acción escénica contrasta con la musical: mientras los personajes se mueven lentos rumbo o desde el proscenio, la música gira en torbellinos fascinantes.
Como todo genio, Bob Wilson tuvo su alter ego, su doppelgänger, su Pigmalion en la coreógrafa, actriz y bailarina Lucinda Childs, gran maestra de las transiciones en escena, sus movimientos suaves repetitivos y receptora del ideario estético de Bob Wilson.
En la ópera Einstein on the Beach, por ejemplo, vemos aparecer a Lucinda Childs en un rincón del escenario inmóvil, en secuencias lentísimas de estatuaria. Parece no moverse nunca, pero una vez que transcurren 20 minutos de la ópera, la vemos en el extremo opuesto del escenario. Se deslizó sin levantar los pies, se movió sin caminar, reptó, voló, se transformó. Ese era el genio, esa era la magia de Bob Wilson.
Otros grandes cómplices con quienes realizó obras maestras Bob Wilson son William Burroughs, Tom Waits, Heiner Müller y Susan Sontag.
Era además arquitecto y escultor y, como tal, ganó el León de Oro en la Bienal de Venecia de 1993. El acta del jurado se refirió a valores no usuales en los escultores: el manejo de la luz, el estruendo del silencio.
En marzo de 2001 estrenó en el Palacio de Bellas Artes de la Ciudad de México la ópera de su alumna, la compositora Tania León, titulada El maleficio de los jacintos. El libreto lo escribió el nigeriano Wole Soyinka, ganador del Premio Nobel de Literatura en 1983.
Esa noche Bellas Artes olía a jacintos. En silencio presenciamos el despliegue de la high tech wilsoniana en escena en un estado de hipnosis y ensoñación, en medio de un juego lumínico computarizado de colores gélidos e intensos. La geometría fascinante de su trazo escénico y sus infaltables sillas, diseñadas por él mismo.
Las sillas fueron un referente en su vida. Desde los 12 años acumuló los objetos más diversos. Pero siempre prefirió las sillas. Con los años, se haría de un par de zapatillas de danza que usó Rudolf Nuréyev, quien las regaló a Wilson.
En 2013, el Museo del Louvre organizó la exposición Living Rooms con Bob Wilson como el gran invitado
y él en respuesta instaló su cama en medio de su colección de objetos personales y proyecciones de video. Entre esos objetos había también zapatillas de danza que usó George Balanchine, un guante de niño hallado en la Séptima Avenida de Manhattan, un par de zapatos de Marlene Dietrich y un conejo blanco.
En 2003 presenciamos en Berlín su puesta en escena de Leoncio y Lena, a partir del texto de Georg Buchner, en equipo con el compositor alemán Herbert Gronemeyer, con el elenco estable del Berliner Ensemble, que fundó décadas atrás Bertolt Brecht.
Pudimos apreciar entonces algo insólito: el distanciamiento brechtiano pero en un cuento de hadas. Tono teatral de antología. Los actores enfundados en casacas de cuero en colores pastel, en plan rococó, en plan Mozart, mientras otros estaban vestidos en casacas de cuero negro, a lo Brecht. Y la sensación de que la ópera transcurre durante un sueño.
Otra de las colaboraciones de Bob Wilson ocurrió con el compositor Arvo Pärt, cuando crearon Adam’s Passion, en celebración de los 80 años de Arvo y ese hecho fue grabado, ahora disponible, en devedé. La grabación incluye una obra inicial, Sequentia, que Arvo Pärt escribió como regalo para Bob Wilson.
Exposición en Nueva York
Efectivamente, Bob Wilson trabajó hasta el último día de su vida: ayer, el día de su muerte, se inauguró la exposición Animals, en la galería Winston Wätcher Fine Art, de Nueva York.
Son fotografías que tomó Bob Wilson a búhos de las nieves, una pantera negra, un alce… obras donde lo que importa es el uso de la luz. Bob Wilson describió la intención de ésta que resultó ser su obra póstuma: la fascinación por los animales, recoge la agencia Afp, es una manera de escuchar interiormente
.
Ha muerto un gigante.
Un puente de nostalgia cultural japonesa llega al Franz Mayer
El recinto hace un viaje en el tiempo que recorre desde mitología, hasta manga, anime y pokemones
Omar González Morales
Periódico La JornadaViernes 1º de agosto de 2025, p. 3
La exposición Japón: Del mito al manga abrirá sus puertas el viernes 8 de agosto en el Museo Franz Mayer, con una invitación a hacer un viaje nostálgico que conecta el pasado con la actualidad mediante más de un centenar de imágenes de mitologías, grabados como La gran ola de Hokusai, pinturas y los tradicionales netsukes, hasta pokemones, animes, robots y libros, con los cuales se pretende hacer un puente entre generaciones y conocer más los cambios que el paso del tiempo dejó en ese país.
En entrevista con La Jornada, la gestora cultural del recinto museístico Ana Carolina Abad habló sobre la trascendental presencia de la cultura japonesa que moldeó generaciones a partir de los años 80, con la llegada del anime a la televisión.
Estamos muy emocionados de traer esta muestra que viene directamente del Museo Victoria & Albert, ubicado en Londres. La exposición se armó durante un proceso de renovación de ese recinto con la intención de abrir un espacio a las nuevas juventudes. Ahora que llega a México, podemos tender un puente de nostalgia que nos une a las generaciones de las décadas de los 80 y 90 con los jóvenes
, comentó Ana Abad.
La gran ola de Hokusai
Entre las 150 piezas expuestas destacan las obras del pintor Katsu-shika Hokusai, incluido un original del grabado en madera La gran ola, realizada alrededor de 1831.
Por su pluralidad, la muestra fue designada como parte importante del proyecto del Franz Mayer, que le dio espacio con la intención de que el público pueda disfrutarlo como una experiencia familiar: “Desde que llegó, a muchos compañeros nos ganaron los recuerdos y pensamos que para disfrutarlo bien, hay que verla en compañía de amigos y familia.
La exposición está dividida en cuatro secciones: Cielo, Mar, Bosque y Ciudad. En cada una de ellas hacemos un recorrido tanto histórico como de vínculos con esos elementos y la importancia que tienen como proceso de cambio en la sociedad japonesa, la cual plasmó sus mitos en antiguos grabados en madera, en relatos, pergaminos, los cuales podemos ver hoy como inspiraciones del anime, manga o videojuegos
, explicó la gestora.

▲ Procesión en el puente Nihonbashi de Tokio, de Utagawa Hiroshige, 1863, © Victoria and Albert Museum, London.Foto Imagen cortesía del Museo Franz Mayer
Talleres de verano y actividades lúdicas
El recinto también realizará talleres de verano y actividades lúdicas para acompañar la muestra, en las cuales se podrá interactuar con algunos objetos y realizar actividades en las salas. Además se llevará a cabo un círculo de lectura donde se analizarán temas como la vida cotidiana, filosofía y creencias de los japoneses.
“Hicimos varias consultas con expertos mexicanos porque algunas de las piezas pertenecen a colecciones mexicanas y los textos de salas son muy sencillos para que tanto adultos como niños puedan disfrutar de esta muestra.
“Una parte del módulo Cielo está dedicado a las estrellas y ahí se explica el mito del Tanabata, un festival que surge de una leyenda clásica donde los dioses Orihime y Hikoboshi se enamoran y dejan de lado sus deberes divinos. Por ello son separados y únicamente se vuelven a reunir una vez al año. Con base en esa visión de la bóveda celeste se hizo el manga Sailor Moon”, apuntó Ana Abad.
Otra conexión entre la mitología de la muestra se da con la figura del pez bagre, al que la cultura japonesa adjudicó poder sobre terremotos. “En ese país, uno de los sistemas para analizar los movimientos telúricos tiene la forma de ese animal. Y en la cultura popular se conecta con la figura Whiscash, de la serie Pokémon, cuyos poderes están relacionados con los sismos”.
La gestora añadió que le parece muy emocionante la cercanía que tenemos con ellos por su gran influencia cultural. Seguramente va a pasar que muchas personas que hayan coleccionado tarjetas o peluches de estas series, desde los mismos pokemones hasta los ternurines, van a poder ver que sus tesoros de vida también lo son para los demás
.
La muestra Japón: Del mito al manga será inaugurada el 8 de agosto en el Museo Franz Mayer, ubicado en avenida Hidalgo número 45, colonia Guerrero, alcaldía Cuauhtémoc. La entrada tiene un costo de 180 pesos. Estudiantes, profesores y adultos mayores tienen 50 por ciento de descuento en el acceso si presentan una identificación.
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